En una ocasión un hombre se acercó a Jesús, y le pregunto ¿Qué tengo que hacer para entrar al reino de los cielos? Jesús sencillamente le contestó tienes que nacer del agua y del espíritu. La contestación de Jesús no fue muy alentadora para el hombre. Sencillamente quedó desconcertado.
¿Qué significa la contestación de Jesús?
Significa que necesitamos convertirnos en nuevas personas. El término “nacer de nuevo” implica que seremos nuevamente nuevas criaturas, pero en esta ocasión se refiere a nuestra vida espiritual no a nuestra vida física.
¿Por qué hay que nacer de nuevo espiritualmente?
Cuando Adan y Eva se encontaban en el jardín del Eden murieron espiritualmente pues pecaron. Por tanto, fueron separados de la presencia de Dios. Cuando nosotros nacemos heredamos la condición espiritual del viejo Adan, estamos separados de la presencia de Dios pero, cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador personal Dios nos imparte vida espiritual al depositar su Espíritu en nuestras vidas. La biblia le describe como nuestro ayudador (Juan 16:7) Hemos recobrado vida espiritual y restablecido nuestra comunicación con Dios, ahora Su Espíritu mora en nosotros.
¿Y ahora qué sucede?
Dios deposita su Espíritu en nuestras vidas para ayudarnos a darle forma a nuestra vida espiritual. Nuestra condición de pecado todavía mora en nosotros, Su Espíritu nos ayudará a vencer nuestra naturaleza pecaminosa y a convertirnos en personas espirituales. ¿Por qué? Porque Dios es Espirítu y si deseamos encontrarnos con Él de día en día necesitamos saber entrar en su presencia. Nuestro encuentro con Dios es un encuentro espiritual, no un encuentro físico. Su Espíritu que mora en nosotros nos guiará a toda verdad. En la medida que le busquemos y deseemos acercarnos más a Él, Su Espíritu nos mostrará lo que tenemos que hacer.
¿Y qué tenemos que hacer?
Vencer la naturaleza de nuestro viejo hombre no es fácil. Lo lograremos si nos disponemos. Ahora bien, hay varias cosas que nos ayudaran en ese proceso. Su Espíritu nos ha de guíar en este caminar. Cuando Jesús le dijo al hombre que tenía que nacer de nuevo se refería a que tenía que ser una nueva persona. Para que este proceso se lleve a cabo hay tres areas de nuestra vida a las que necesitamos prestar atención. A continuación encontraras una explicación.
Renueva tu manera de pensar
Lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestra manera de pensar. Si seguimos pensando con la mentalidad del mundo nunca podremos entender a Dios. Tal vez Dios te esté hablando y tú no lo percibas o sencillamente no entiendas lo que te quiere decir “lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espiritu espiritu es” Juan 3:6. La carne y el espíritu se oponen entre si nos indica Gálatas 5:17.
Romanos 12:2 nos dice lo siguiente “no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Purifica tu corazón
Lo segundo que tenemos que hacer es asegurar que nuestro corazón este limpio de toda impureza. ¿Porqué un corazón limpio? Porque cuando Dios mira el corazón del hombre, es de aquí dondese encuentran las intenciones del hombre. 1 Samuel 16:7 ” No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
¿Cuál es la condición de nuestro corazón cuando venimos a Cristo? Jeremias 17: 9 nos dice “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” A veces pensamos que somos personas “buenas” pero no hay nadie bueno Marcos 10:18 “Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.” Somos sencillamente pecadores redimidos por Dios y el requiere que dejemos de ser pecadores y nos convirtamos en seguidores de El.
Restaura tus emociones
En tercer lugar nuestras emociones tienen que estar sujetas a lo que dice la palabra. Dios es amor y si nos hemos convertido en discípulos de Cristo somos llamados a imitarlo a El. Es por eso que la palabra nos exhorta a que exhibamos emociones que esten a tono con la palabra. ” Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.” Efesios 4:31-32 La restauración de nuestras emociones toma tiempo, debemos de cultivar el dominio propio. Es menester que aprendamos a dominar nuestras emociones. No podemos permitir que nuestras emociones nos dominen a nosotros.
El proceso de transformación en Cristo es un proceso interno de renovación de mente, purificación corazón y restauración de las emociones. No es un proceso tangible, y ocurre si estamos determinados a obedecer a Dios, determinados al cambio y tenemos entendimiento de la palabra. El Espíritu Santo te guiará en el proceso. Es por eso que Jesús nos indicó que el Espíritu sería nuestro ayudador.
Esperamos que puedas crecer y fortalecerte en la palabra para que puedas lograr ser la persona que Dios desea que tu seas en EL. Si deseas más información subscríbete para que recibas las 3 primeras lecciones de nuestra Guia de Estudio: Vidas Transformadas. Dios te bendiga grandemente.
¡Dios te bendiga!
Carmen Tere Bernard