En el artículo anterior examinamos el paralelismo que tiene el crecimiento espiritual del cristiano con la vida y el caminar que tuvo el pueblo de Israel para llegar a la tierra prometida. Comenzamos explicando las etapas por las que había pasado el pueblo y discutimos la primera etapa, La Vida del Creyente en Egipto.
En esta etapa, hablamos de la necesidad que tiene la persona nueva convertida de tomar la decisión de salir de su vida de esclavitud, “la vida en Egipto” cuando acepta a Jesús como su salvador personal. En este artículo, partimos de la premisa que al haber tomado la decisión de salir de Egipto, hemos vencido todo aquello que nos detenía. ¿Hacia dónde nos dirigimos? Pues en esta ocasión vamos rumbo al Éxodo pero nuestro destino final será la Tierra Prometida.
¿Qué retos enfrentaremos en el Éxodo?
Camino al Éxodo, nos enfrentaremos a nosotros mismos. Es un proceso de cambio, en el que aún deseamos lo que hemos dejado atrás. Estaremos añorando continuamente nuestras vieja manera de vivir, nuestras costumbres, nuestro antiguo estilo de vida. Sin embargo, debemos darle paso a la vida nueva que Jesús nos ofrece. En Egipto tomamos la desición de morir al mundo. En el Éxodo tenemos que enfrentar otro tipo de muerte, morir a nuestro pasado, a nuestras costumbres, a nuestros valores. Entramos en un proceso de entender lo qe no debemos hacer versus lo que debemos hacer.
Para entender mejor este proceso, veamos el ejemplo del pueblo de Israel camino al desierto. Dios acaba de abrir el mar Rojo para que salgan de Egipto y están estacionados en el area del Monte Sinaí. En este lugar Moises está recibiendo las tablas de la ley. En su espera por Moisés, deciden utilizar las joyas que sacaron de Egipto para hacer una imagen de oro y un altar para adorarla. Como parte del acto festejaron con las costumbres y rituales que tenian en Egipto para adorar la imagen.
Para los israelitas no fue dificil tomar la decisión de hacer la festividad y adorar la imagen, pues era lo que sabian y estaban acostumbrados hacer. Dios lo vio como un acto de pecado de un pueblo desobediente. Ellos sabian hacer lo que era correcto y no lo hicieron. De manera que, esta etapa es una de estar conscientes de lo que hacemos esta conforme a la palabra y los valores cristianos pues facilmente podemos caer en nuestras costumbre y valores del pasado.
¿Qué debo hacer para morir al pasado?
Paradójicamente, para morir al pasado, tenemos que enfrentarnos con nuestro pasado. ¿Qué significa esto? Significa que debemos darle una mirada a aquello que haya en nuestro pasado, que pueda ser piedra de tropiezo para que adelantemos en nuestra vida espiritual.
Este es un proceso de evaluación de nuestra vida pasada y nuestro presente. Nos lleva a la búsqueda y el conocimiento de la palabra para entender las expectativas que Dios tiene de nosotros. A su vez comenzaremos a entender los cambios que debemos iniciar y a eliminar los obstáculos que detienen nuestro paso.
Es importante entender que, este proceso tomará tiempo. Estamos explorando un nuevo mundo, un nuevo ambiente y tenemos que hacer los ajustes pertinentes tanto en nuestra vida personal como en nuestra vida social. El Espíritu de Dios que mora en nosotros te llevará a toda verdad. El te mostrará aquello que debes de hacer. Solo tienes que estar dispuesto a obedecer y creerle a su palabra. En Cristo está nuestra victoria.
¿Cómo debemos enfrentarnos a este proceso?
Las palabras de Pablo en Filipenses 3:13-14 nos llevan a sugerir que la actitud con la que enfrentes el llamado o la desición que has tomado de morir a tu pasado, hará una diferencia en tu vida, si deseas vencer.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
En este versículo, el apostol Pablo, expresa su anhelo de llegar a su meta, la que el llamaba “el premio del supremo llamamiento”. Pablo tenía en mucha estima el llamado que Dios extendía a su vida. Esto lo motivaba a caminar el camino, no importando lo que había perdido. Se sentía honrado de caminar junto a Cristo, Jesús. Esta es la actitud que debemos modelar al emprender nuestro caminar si deseamos tener victoria.
Si asumimos una actitud pesimista, como la actitud que tuvo el pueblo de Israel camino a la tierra prometida, estaremos en riesgo de dar marcha atrás. Retrasaremos nuestro proceso. Israel enfrentó la dificultad con molestia, murmuración, reclamos y demandas. Esta actitud, constantemente los llevaba a expresar su deseo de regresar a Egipto y de volver a su vida de esclavitud. Esta actitud no le agradó a Dios y permanecieron por 40 años dando vueltas en el desierto cuando el proceso les pudo haber tomado de 2 a 3 meses.
De manera que, al comparar estos sucesos me atrevo a sugerir que la victoria que podamos tener en nuestra decisión de dejarlo todo atrás, dependerá de la calidad de nuestra relación personal con Jesús. Si nuestra vida espiritual está circunscrita a una experiencia religiosa como lo era la experiencia que tenían los israelitas, no podremos enfrentar el camino. Dios es un Dios vivo, nos habla y nos guía. El camina contigo.
Los israelitas conocían del Dios de Abraham pero, no habían tenido una experiencia con el Dios de sus antepasados. Sin embargo, la actitud de Pablo, es la actitud de aquel que conoce a Dios, que ha experimentado la vida en Cristo y que refleja una experiencia de plenitud de vida espiritual. Es por esto que Pablo, una vez más, se expresa en la carta de Corintios de la siguiente manera;
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Para Pablo, Cristo era el que provocaba el hacer en su vida. La actitud de Pablo es el vivo ejemplo de aquel que ha experimentado una nueva vida en Cristo. Caminaba hacia el futuro no lamentando las pérdidas sino celebrando sus ganacias. Esta es la de actitud de victoria que debemos asumir. Si no aprendemos a vencer, no estaremos listos para iniciar la próxima etapa. Luego del Éxodo emprenderemos el camino al Desierto. Esta será nuestra próxima parada.
Finalmente, deseo exhortarte a que no cometas el mismo error que cometió el pueblo de Israel, este pasaje de la escritura lo explica de la siguiente manera;
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe …
Hebreos 12:1-2a
En tu paso por el Éxodo, asegúrate de despojarte de todo aquello que se anteponga a tu crecimiento espiritual. Guarda la palabra. Esto te permitirá correr la carrera con menos dificultad. No desvíes tu mirada al pasado, fíja tu mirada en Jesús. En Él estan tus tiempos y tu victoria.
Y hermano, no desmayes, “porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7b
¡Bendiciones!
Carmen Tere Bernard