Cuando tenemos un encuentro con Jesús, desconocemos como nuestra vida cambiará de ese día en adelante. Ciertamente, recibir a Jesús implica cambio, pues lo experimentamos internamente desde el primer momento en que lo aceptamos en nuestra vida. Sentimos gozo, y paz interna, se ha generado un cambio inexplicable en nuestro ser interior. Cuando esto ocurre, decimos que nos hemos “convertido a Cristo” aunque en muchas ocasiones no sabemos lo que significa ni lo que implica la conversión en Cristo.
Para algunos creyentes, esto simplemente significa que ahora tienen fe en Jesús o que Dios les ama. Todo esto es cierto, pero hay mucho más por descubrir. No saben explicar su experiencia y no conocen los detalles porque estan dando sus primeros pasos. Es menester que su comunidad de fe, osea la iglesia, les discipule y les explique el significado de este milagroso encuentro pero lamentablemente, esta no es la realidad de muchos en nuestros tiempos.
De manera que a traves de este artículo deseamos darnos a la tarea explicar brevemente lo que implica la conversión cristiana, el haber aceptado a Jesús como su salvador personal. Debemos entender el significado del término y a que nos enfrentamos de este momento en adelante.
El proceso de conversión
La palabra conversión es definida como” el acto de cambiar de un estado u forma a otra”. De manera que si te has convertido a Cristo, es de esperarse que tomes “otra forma” en otras palabras que haya un cambio en tu vida. Te preguntaras, ¿qué forma debo de tomar?, ¿qué debo cambiar?
Para entender el concepto tenemos que comenzar explicando cómo o quiénes somos sin Cristo. Cuando estamos sin Cristo somos seres pecadores, el pecado natural mora en nosotros. La palabra de Dios nos dice que nacimos en pecado (Salmo 51:5). Al aceptar a Cristo en nuestras vidas el nos salva de las “garras” del pecado, pues Dios no se agrada del pecado que mora en nosotros aunque es parte de la naturaleza humana. De manera que, cuando nos “convertimos” Cristo es nuestro modelo. Debemos tomar “forma” de Cristo e imitarlo a Él. Él nos capacita espiritualmente para realizar este cambio y es nuestra responsabilidad llevarlo a cabo.
¿Qué debemos hacer en el cambio?
La palabra de Dios nos explica claramente en Efesios 4: 22-24 que debemos despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre en Cristo. La palabra de Dios nos exhorta a que adoptemos una nueva manera de vivir a lo que literalmente se le llama “la nueva vida en Cristo”. Este cambio presupone que vamos a aprender a comportarnos, a pensar y a sentir como Cristo. Este cambio también presupone que nosotros somos responsables de hacerlo, Dios no lo hará por nosotros. A nosotros se nos ha concedido el libre albedrío.Esto implica, que tenemos la capacidad de tomar decisiones en nuestra vida. Somos nosotros los que decidimos si queremos continuar experimentando cambios y alejandonos del pecado que nos separa de Dios. Hay muchas personas deseosas de cambiar pero nunca faltan aquellos que cuestionan ¿que ganamos permitiendo este cambio? ¿por qué deseamos adoptar una nueva manera de vivir si estamos cómodos como somos y Dios nos ama de todas maneras?
Pues necesitamos tener claro lo siguiente; Dios nos ama porque somos creación suya pero Dios no ama el pecado que mora en nosotros. Dios es santo y en el no hay pecado. De manera que para hacer posible nuestra relación con El tenemos que darnos a la tarea de comenzar a vivir de manera diferente. El nos capacita a traves de su Santo Espíritu para hacer esto posible.
Una vez que Dios vea el deseo en nuestro corazón y nuestra disposición de quitar aquello que nos separa de Él, se agradará de nosotros y comenzaremos a crecer y a dar frutos. La fortaleza y el gozo de Dios son también palpables en este momento de nuestra vida. Este cambio, nos motiva a continúar una búsqueda más profunda y a seguir obedeciendo la palabra de Dios. En otras palabras deseamos hacer su voluntad, esto es lo que Él desea que nosotros hagamos.
¿Cuánto dura este proceso de cambio?
Este proceso de cambio se da de contínuo en nuestras vidas. Comenzamos a crecer espiritualmente de manera semejante a como crecemos físicamente. Inicialmente somos niños en Cristo, pues no conocemos mucho de la vida espiritual y a medida que vamos avanzando en el conocimiento de la palabra, vamos pasando de una etapa a otra hasta llegar a la madurez cristiana. Cada etapa es una nueva experiencia en nuestra vida espiritual y nos lleva a profundizar más en el conocimiento de Cristo. El apóstol Pablo lo explica de la siguiente manera;
Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo 9 y llegar a ser uno con él. 10 Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte, 11 para poder experimentar, de una u otra manera, la resurrección de los muertos! 12 No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. 13 No, amados hermanos, no lo he logrado,[b] pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así 14 avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.
Este proceso se describe de muchas formas diferentes en el Nuevo Testamento. En todas estas descripciones la muerte del YO está presente. Para que lo nuevo surja lo viejo tiene que morir. ¿Qué sucede si no queremos morir? Simplemente no adquiriremos nuestra nueva naturaleza espiritual. No tendremos nueva vida en Cristo. No gozaremos de las bendiciones espirituales, no creceremos en nuestro conocimiento de Cristo (Juan 15:14-16) , no gozaremos de íntima comunión con Dios (Salmo 5:26). Esto no significa que Dios nos ha dejado de amar, solo que no podemos adquirir nueva vida si no dejamos la vieja, porque no podemos servir a dos señores. Aún así, hemos aceptado a Cristo, continuámos teniendo fe y siendo salvos por fe.
¿Cómo se describe este cambio en la palabra de Dios?
La palabra de Dios describe este cambio como el proceso de morir al YO. Se compara con el proceso que Cristo sufrió en la crúz. Cristo literalmente murió físicamente y este sacrificio provocó que el resusitara a una nueva vida. De manera que, así como Cristo murió y resucitó a nueva vida, nosotros morimos a nuestra vida de pecado y damos paso a la nueva vida que experimentamos en Cristo. Simbólicamente, experimentaremos lo que Él experimentó al morir a su vida física y resucitar a una nueva vida. Por lo tanto, tenemos que estar dispuestos a sacar de nuestra vida todo aquello que a Él no le agrada para que la nueva vida renazca en nosotros. La palabra de Dios lo describe de la siguiente manera;
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”
¿Qué experimentaremos si deseamos morir al Yo y nacer a una nueva vida en Cristo?
El proceso del nuevo nacimiento como dijimos anteriormente toma tiempo, estamos naciendo a una nueva vida pero ahora es a la manera de Cristo. De manera que estaremos siendo dirigidos por Él.
Sin embargo, nacer a una nueva vida es dificil, especialmente cuando ya no somos niños. El niño depende de otros. El adulto se vale por si mismo. Es dificil dejarse llevar por otros cuando ya sabemos lo que debemos de hacer. Es por eso que la bíblia nos dice que debemos de “ser como niños para entrar al reino de los cielos”. Debemos dejarnos guiar pues, desconocemos hacia donde vamos, cuales son las reglas de juego y como es el reino de los cielos. Es un mundo diferente. Lo que aplica al mundo terrenal, no aplica al mundo espiritual. Es por eso, que prestamos mucha resistencia al proceso. Muchas cosas no nos hacen sentido, pero es menester que obedezcamos. Si le permitimos a Dios guiarnos llegaremos al lugar donde Él desea llevarnos.
En nuestro próximo artículo estaremos explorando las etapas por las cuales pasamos cuando estamos experimentando el proceso de crecimiento espiritual. Lo explicaremos desde la perspectiva del Antiguo Testamento. Exploraremos los pasajes cuando Dios toma a su pueblo escojido, los saca de la esclavitud de Egipto, los llama al Éxodo, los lleva por el Desierto para luego llevarlos a la Tierra Prometida. Cada una de estas fases, representan las etapas que pasamos en el proceso de crecimiento de la vida espiritual. Estudiaremos cada una de las fases y los retos que confrontamos en cada una de ellas. Si has experimentado la conversión en Cristo, podras identificar en que etapa te encuentras. En nuestro próximo artículo comenzaremos a discutir la primera, Tu Vida en Egipto. Espéralo próximamente.
Hasta luego, ¡Dios te bendiga!
Carmen Tere Bernard