En nuestro artículo anterior “El Significado de la Conversión Cristiana” discutimos en detalle lo que implica para la vida del creyente la conversión a Cristo. En este artículo continuaremos la discusión del crecimiento espiritual, enfocandolo del punto de vista del Antiguo Testamento. Específicamente compararemos nuestro crecimiento espiritual con la vida del pueblo de Israel en Egipto y como Dios viene al auxilio de su pueblo para llevarlos a la tierra prometida.
Este proceso tiene cuatro fases. Cada una de ellas representa una etapa en nuestro proceso de crecimiento espiritual. La primera fase se titula “La Vida en Egipto”. Si prestamos atención entenderemos el caminar del cristiano y como vencer los obstáculos que nos encontraremos en el camino.
Tu vida en Egipto
Para aquel que ha sido redimido por Cristo, simbólicamente Egipto es el lugar donde vivimos espiritualmente antes de conocer a Jesús. Osea significa el mundo. Cuando Dios nos llama como llamó al pueblo de Israel, estamos en el mundo, nos encontramos sirviendo y siguiendo las vertientes del mundo. Nos encontramos en esclavitud pues somos esclavos del pecado, aunque pensamos que somos libres. Vivimos para hacer nuestra voluntad, solo vivimos para satisfacer nuestros apetitos carnales. Lo cierto es que no nos damos cuenta de que estamos sirviendo al pecado, pues el pecado mora en nosotros. Es parte de nuestra naturaleza física o carnal.
De manera que cuando Dios nos llama, como llamó al pueblo de Israel, tiene el propósito de sacarnos del pecado y separarnos para su servicio. El mundo sirve al pecado. Tenemos que salir del mundo para poder servirle a Él. Ahora somos parte de su pueblo su iglesia. La palabra “ecclesia” es el termino en Latin que significa “los llamados fuera”. Somos llamados a dejar el mundo para gozar de los beneficios del Reino de Dios. La escritura lo describe de la siguiente manera:
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Si no salimos del mundo nuestra vida no cambiara. Estaremos sirviendo a otras prioridades. El afan y la ansiedad, nuestras amistades, nuestro trabajo, nuestros, placeres y deleites, nuestros gustos y preferencias. Estaremos enfocados en lo que nosotros deseamos. En nuestro YO.
Salir de Egipto es sinónimo de Morir al Mundo
De manera que Dios te otorga la salvación y la libertad juntamente. Tu salvación en Cristo y tu libertad a una nueva vida. Sin embargo, estos dos son procesos se dan por separado. Así como distes el paso de aceptar a Jesús, tendras que dar el paso de salir de la vida de esclavitud “Egipto” y caminar hacia la libertad que Cristo te ofrece.
Es tu responsabilidad, tomar la desición de vivir la vida nueva a la que Dios te llama. Al aceptar a Cristo, Dios te ha capacitado por medio de su Espíritu Santo para dar paso a la nueva vida. Esta es la voluntad de Dios para nuestras vidas, sin embargo hay muchos que nunca dan el paso y no alcanzan a vivir la nueva vida en Cristo.
¿Qué detiene tu salida?
Faraón presentó toda serie de excusas para no dejar salir al pueblo de Egipto. A su vez Moisés batalló, pues tenía que contar con la confianza del pueblo israelita para poder llevarlos camino a la tierra prometida. De manera que luchamos con fuerzas tanto externas como internas que se oponen a nuestra salida. Luchamos con todo aquello que nos rodea y con nosotros mismos. Somos nuestro mayor enemigo.
Tenemos que realizar que si en el mundo vivimos en esclavitud, en opresión y en engaño estamos viviendo en las tienieblas. Dios nos llama a salir del mundo de las tinieblas al mundo de la luz. Batallamos con la decisión de salir del mundo y dejar el pecado, porque aunque no lo realicemos nos encontramos en guerra espiritual.
Nuestro deseo natural es el de permanecer en nuestra vieja manera de vivir, que está plagada de los deseos engañosos del mundo. Deseamos permanecer en Egipto. Sin embargo, a pesar de nuestras luchas, si deseamos obedecer al Padre, tenemos que anteponernos a nuestros deseos humanos. Nuestra guerra espiritual se vence con herramientas espirituales que Dios nos ha dado. Solo depende de que estemos dispuestos a dar el paso. Esta es una etapa en la que enfrentamos desiciones trascendentales que marcaran nuestro crecimiento espiritual. El no tomar desiciónes o pósponerlas obstaculizará o detendrá nuestro caminar y nos quedaremos estancados en nuestro punto de partida.
Amigos o enemigos de Dios
¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
La escritura nos señala en el evangelio de Juan que somos amigos de Jesús si hacemos lo que el nos manda.” (Juan 15:14) Nos constituimos amigos de Dios cuando nos disponemos a obedecer su palabra. Dios nos ama, somos su creación. Al aceptarle en nuestro corazón, Él nos recibe como sus hijos, somos parte de la familia de Dios. El desea lo mejor para sus hijos.
Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
Seamos sabios y demos el paso de fe. Porque ¿de que nos aporvechará si ganamos todo el mundo y perdemos nuestra alma? Recuerda, si Él te ha llamado, el estará contigo. Si deseas crecer espiritualmente necesitas obedecer. Tienes que morir al MUNDO y trasladarte al Reino de Dios. Es solo el comienzo en tu trayectoria espiritual.
¿Hacia dónde te encaminas?
Encamínate hacia el ÉXODO. Es tu próxima parada. Te esperan grandes retos pero verás la que la gracia y la bendición de Dios estarán contigo, así como estuvo con el pueblo de Israel cuando abrió el Mar Rojo para que el pueblo pasara. “El te enseñara y te mostrará el camino que debes andar, sobre tí fijará sus ojos”. (Salmo 32:8)
¡Dios te bendiga!
Carmen Tere Bernard